Cómo saber si pensar es bueno o no
Pensar es lo que, en teoría, diferencia al ser humano del resto de animales
Pensar es algo que no podemos evitar, estamos todo el día realizando semejante proceso de gasto neuronal y en muchas ocasiones no conseguimos nada adecuado con ello.
Pero ¿cuál es el motivo real de ese supuesto ”fracaso”?
Muchas personas, analizan cada palabra y cada gesto, intentando llegar a una explicación lógica de todo lo que tiene relación con su vida, o la de los demás.
Esas personas, quizá se diviertan sintiéndose con un “poder” analítico en sus manos; y sin embargo, a la hora de la verdad, no consiguen llegar a una explicación lo suficientemente satisfactoria; no han alcanzado la “plenitud” que buscan.
Las personas que les rodean, acaban cansadas de sentirse, vigiladas, “diseccionadas” y de escuchar algún consejo que es por su bien.
Muchas veces tienen razón en sus planteamientos y conviene escucharles.
En el otro extremo tenemos a los que no le dan vueltas a nada y procuran pensar lo mínimo, que aceptan todo tal cual, y que no les preocupa el “por qué” de cada cosa; personas que generalmente tienen una sonrisa constante y que cualquier plan les viene bien; los problemas realmente no les superan y son capaces de afrontar cada situación con un punto de vista positivo, y llegar a parecer “santos” de la vida.
Hay mucho que aprender de ellos y su filosofía de vida.
Visto esto… ¿quién puede decir que es mejor?
La respuesta a ésta pregunta es simple, con dos vertientes:
La primera de ella, es comprender, que quien está en algún extremo, es porque se encuentra bien, y aunque reconocen que deben variar su comportamiento, se mantienen, así que cada loco con su tema.
Y la segunda, quizá la más coherente, es que los extremos descompensan la balanza; buscar un término medio, mantendrá equilibrio en nuestra mente, nuestras relaciones y en la vida.
No nos dejemos llevar por situaciones radicales, e intentemos mantenernos al centro, que nos permitirá elegir hacia qué lado queremos balancearnos.